Siento el dolor del nacimiento ,
el de la soledad
cuando cortaron mi cordon umbilical.
La vida me ha llevado por senderos
que nunca hubiera libremente escogido,
y a pesar de todos mis intentos vanos
me encuentro en el epicentro de mis miedos.
Vivo por la inercia y por el miedo
vivo por la remota esperanza de un cielo azúl
vivo, como la santa, porque no muero.

Parece que la Semana Santa toca a su fin. Han sido unos días de trabajo intenso y gratificante aunque el tiempo no ha acompañado como hubieramos deseado.

El tiempo  pasa veloz

apenas siento su leve roce.

Los segundos se deslizan de puntillas

para no despertar a esta tierra

Este silencio denso que me osmotiza

La erosión va moldeando este cuerpo

mientras el Moncayo altivo y caprichoso

cada día parece mas cerca del cielo

A sus faldas el reloj dormido

La soledad , azotada por ese cierzo indómito

se refugia en el claustro del monasterio

                                                 y se entremezcla con  recuerdos y tinajas .

                                                 Esto me recuerda al silencio de los muertos del poeta

Un nuevo año y nuevos retos.Instalaremos alguna mobil-home del estilo a las de la foto . Hemos adecentado la recepción , que estaba tercermundista, y espero que nos vaya algo mejor que el pasado año.El año pasado fue nuestro bautismo de fuego y hemos sobrevivido a él; más aún teniendo en cuenta esta crisis tan terrible que, parece que no hay manera de superar.Sobreviviremos también a ella.
Todo el mundo se hace propuestas al comenzar el año.Yo me las hago hoy , y repito las que no he llegado a cumplir.
Recorrer los caminos y los alrededores del Moncayo, conocerlos palmo a palmo, ser una con ese paisaje que me ha hechizado.

Te mira la sonrisa amarga

en los almendros del otoño.

Los poetas ya murieron y,

tu me hablas de ciencia.

Te mira la sonrisa quebrada del otoño

y tu te crees en la cima,

mientras te jactas de toda tu sabiduría.