El desgaste de los años le dejó
pétalos marchitos de las que fueron flores,
el arco iris emborronado, y
una luna eclipsada.
Su corazón tuvo un tiempo de latidos.
Quiso ver la luz y
le arrancaron los ojos.
Le dejaron el vacío
de conversaciones inventadas,
el llanto amargo de la impotencia,
el miedo de seguir viviendo
contemplando este fracaso.
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