Es, entre gruñidos,
naufragio de palabras,
palabras que se olvidan,
que estudia y le rehuyen.
Es la sonrisa triste
de horas vacías,
el sueño emborronado.
Eros olvidó en su piel
un manojo de caricias que
han marchitado en el exilio.
Será la soledad más sola,
la tristeza más triste.
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