Conoce la palabra amor
y practica,
y practica,
Mira su ombligo circular,
lleno de telarañas y pelusas.
Se cree el gas ligero y
se sitúa sobre todo, dominando,
sin ceder ni altura ni terreno.
Se confundió con Dios y ama
a ese “dios”, antes que a nada.
Olvidó que “comienza” y” sobre”
no excluyen posibilidades.
Quiso mantenerse joven
negándose a las canas,
¡el “dios” no tiene edad¡
Parece su cabeza el sol en el ocaso.
Se confundió con Dios ,
y Dios no tiene quien le ame;
y Dios no tiene quien le ame;
aunque, haya quien le adore.
Se confundió con Dios y , su concepto
excluye la palabra compañía.
Dios no tiene quien le quiera.
Dios no tiene compañera.
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